“El Ciudadano” de Chile
Hasta ahora los rumores de renuncia en torno a Michelle Bachelet que ni
siquiera Camilo Escalona ha querido desmentir en la entrevista de Tomas
Mosciatti, emitida este jueves en la edición central de Megavisión, están por
todos lados.
Es
tan delicado el tema que el silencio oficial del Gobierno indica que existe una
alta posibilidad que sea cierta la “información” que compartió el Periodista de
radio Bio-Bio quien señaló”. Es tal la hecatombe que Michelle Bachelet ha
hablado de renunciar, y no ha sido cauta y lo ha dicho ante personas que no son
de su confianza, incluso ante desconocidos”.
El
actual escenario político institucional es extremadamente endeble. Las
acusaciones de ilegalidad alcanza sin excepción a todo el orbe político. Las
pugnas internas al interior de los partidos de la alianza y de la nueva mayoría
o vieja concertación alcanzan niveles de suicidio colectivo voluntario. Las
filtraciones de información parcializada desde la Moneda , Fiscalía, Servicios
de Impuestos Internos, incluso policías, evidencian la pugna real entre los que
realmente quieren transparencia y los que necesitan salvar el pellejo de una
casta política enferma y distorsionada sin corazón de país. La
institucionalidad está seriamente dañada y su funcionamiento condicionado entre
el deber ser y la actual realidad política.
Esto
es solo parte del complejo escenario político que estamos viviendo y en donde
la corrupción ha adoptado una clara connotación sistémica.
Existe
también otro escenario igualmente complejo. Un escenario sicosocial.
El
estrés provocado a la ciudadanía por los aluviones del norte, los incendios y
la sequia del sur, la estacionaria desaceleración económica, las sucesivas
reformas y su discusión sin altura de miras, la sensación de impunidad ante la
delincuencia, la crisis moral de las instituciones eclesiásticas con
protagonistas como Barros o el Pastor Soto y otras han deslindado en un clamor
ciudadano que apunta como gran responsable a la clase política y al gobierno,
repercutiendo directamente en el Estado de Chile.
La
sociedad chilena herida demanda renuncias, justicia, decencia, fin a la
corrupción sin medir consecuencia y como única válvula de escape a esta
frustración social que alguna vez fue impulsada por la clase política tras la
búsqueda de dividendos que hoy se vuelven contra ellos mismos. Han creado un
monstruo que esta a las puertas del Pais y cuya puerta pareciera ser que nadie
puede cerrar.
50
investigadores de las más importantes universidades chilenas han emitido una
declaración pública indicando que no se puede obviar el grave daño que provocan
estos actos sistemáticos de corrupción, y su posterior naturalización, en
nuestra convivencia democrática, ya que impactan negativamente en las
condiciones materiales de vida de la ciudadanía .
Lo
que no que no señalan los académicos firmantes es que esta situación también
daña la imagen del país en el extranjero. Durante años nos hemos mantenido bien
posicionados en materia de corrupción. Actualmente ocupamos el número 23 del
mundo. Inversionistas extranjeros han considerado nuestro país como un lugar
reputado para consolidar relaciones, negocios, proyectos. Todo ello actualmente
está puesto sobre la balanza y hemos sido hallados culpables como Estado, como
Gobierno y como Sociedad. Los Mercados Internacionales aun no se han
pronunciado. No se puede desconocer que las repercusiones de lo interno podrían
afectar y desestabilizar nuestra economía y su relación con los Mercados
Internacionales. Nuestra imagen país en un mundo globalizado e influenciado por
el marketing ha sido debilitada desde el interior. A rio revuelto ganancia de
pescadores. El Chile de 15 días atrás que enfrentaba la demanda de Bolivia ante
la Haya lamentablemente ya no es el mismo.
La
eventual renuncia de Michelle Bachelet no solucionara el conflicto. La
constitución establece que ante tal eventualidad asumirá el Presidente del
Senado, en este caso Patricio Walker creando con ello un abisal vacío de poder.
Los chilenos no votaron por Isabel Allende. Somos un país inmaduramente
político que ha crecido bajo la lógica del binominalismo. Esta cultura de la
polarización política nos llevaría a un conflicto de legitimidad institucional
e incluso a un posible estallido social e incredulidad publica cuyo daño sería
peor que el actual estado de las cosas.
Por
lo tanto debemos adoptar decisiones país en forma responsable. Friamente. Sin
revanchismo ni odiosidades. Sin calculadora política. Renunciando a nuestro
típico y muy nacional egoísmo político. Dispuesto a asumir un sacrificio
personal, individual y también colectivo. Pero ser responsable significa
también ser impopular por lo que se debemos estar dispuesto a pagar el precio.
Para
ello se debe Establecer un acuerdo político transversal a través de una mesa
ampliada e invocar Razones de Estado y detener la investigación de la arista
política del caso Penta y Soquimich o al menos decretar una prohibición de
informar aunque con ello se atente contra la libertad de expresión, contra la
ética y la moral pública. Una medida excepcional con el fin de conservar la
salud y fuerza del Estado, bajo el supuesto de que la supervivencia es un valor
superior a otros derechos individuales o colectivos. Hay que recordar que
cuando la naciente democracia estuvo en peligro bajo los Gobiernos de Patricio
Aylwin y Eduardo Frei y bajos las amenazas del llamado “ejercicio de enlace” y
“el boinazo” por el caso de corrupción conocido como Pinocheques fueron las
Razones de Estado que suprimieron toda investigación y salvaron la democracia
conquistada en las urnas.
Paralelamente
y bajo un estado de excepción se debe aprobar e implementar un serie de articulados
transitorios en la Constitución Política que permita sucesivamente : dar
prioridad y aumentar recursos humanos, logísticos y económicos que permita
llegar a conclusiones definitivas e inapelables en cuanto a la responsabilidad
de quienes en contravención con la legalidad han operado políticamente
defraudando la fe pública y la ley en torno al financiamiento ilegal de la
actividad política.
Suspender
y prohibir bajo los mismo mecanismos la participación política de quienes sean
sancionados por su responsabilidad ante estos graves hechos.
Convocar
a una nueva elección política parlamentaria y presidencial en un plazo
prudencial.
Establecer
una Asamblea Constituyente transitoria que defina un nuevo marco regulatorio
para la actividad política en Chile y cuyos integrantes constitucionalistas
estén avalados principalmente por la comunidad académica, alejando de la
ecuación a los partidos políticos deslegitimizados por su solo accionar. En
definitiva un golpe de estado ciudadano.
Establecer
como obligatorio la reinscripción de los partidos políticos en Chile a fin de
ratificar su legitimidad, debe ser otra de la prioridades.
Mientras
que en el ámbito legal se deben establecer modificaciones a las leyes que
sancionan los actos de corrupción o similares ampliando la responsabilidad
penal y sancionatorias no solo a las personas sino que también al RUT o a la
EMPRESA a fin de desincentivar la practicas de hechos delictivos estableciendo
mecanismo fuertes y autoregulatorios de caracter ejemplarizador. ( Hoy día solo
están en prisión preventiva Delano y Lavin mientras que Penta sigue operando
como si nada )
Todas
medidas que aunque suenen impopulares enviarían una potente señal de que en
Chile somos capaces de legítimamente resolver nuestros conflictos interno en un
marco de sana convivencia, sana civilidad restituyendo la imagen país que hemos
construido entre todos y que se ve deteriorada por unos pocos.
No
avalamos ni la impunidad, ni la corrupción. Ni el secretismo. Pero debemos
aprender a hacer concesiones morales y dogmaticas si queremos salvar la
integridad del Estado de Chile, nuestra imagen país y la convivencia interna
para no caer en la disyuntiva que impopularmente pero con objetividad plantea
el ex senador Sergio Bitar quien cuestiona “¿Quieren echar a todo el mundo y
que llegue un populista cualquiera? ¿O quieren a otro militar?”.
Claro
que lo nuestro, aquí y ahora, es solo una opinión, a menos que usted pueda
entregar con justo equilibrio una alternativa distinta.
radiochile-canada.net/
EL
Ciudadano
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