Al final se unieron varios
componentes para que el Tribunal de la Corte Internacional de Justicia de La
Haya rechace la solicitud nacional de instar a Chile a negociar una salida
soberana al océano Pacífico para Bolivia.
No podemos olvidar la
omnipresente coyuntura geopolítica mundial, la no disimulada influencia de los
Estados Unidos, en todos los ámbitos, y,
sobre todo, en sus satélites en América
Latina, especialmente, Chile y su clase gobernante que no es lo mismo que el
pueblo chileno.
Tal vez, nos ilusionamos mucho
y no contemplamos que ese tribunal, por muy justa que sea nuestra demanda, no
podía ni podrá abrir una puerta para que similares problemas entre países sean
recuperados del pasado.
Sin embargo, no se trata de una
derrota diplomática, menos política como el gobierno chileno y sus amigos en
nuestro Estado pretenden, ahora, instalar en la agenda continental.
Bolivia, el gobierno del
presidente Evo Morales Ayma y el pueblo boliviano lograron, por primera vez, en
su historia, sentar al gobierno chileno y a la diplomacia de Portales en el
banquillo de los acusados en La Haya, pero sobre todo en el escenario mundial.
Les recordamos que ese tratado fue impuesto y que no se cumple por la parte
chilena.
Y aún en este panorama, el
Tribunal de la Corte Internacional de Justicia dejó en claro que Bolivia nació
con una costa marítima de más de 400 kilómetros sobre el océano Pacífico que
fueron usurpados por la fuerza de las armas chilenas y los intereses económicos
anglosajones. Que Chile invadió nuestro territorio sin siquiera una
declaratoria de guerra, que el Tratado de 1904 no resolvió los temas pendientes
para un acceso soberano de Bolivia al mar y que para resolverlo debe primar el
diálogo.
Hay que destacar el posicionamiento
moderado de la oposición, salvo algunos destemplados como un expresidente
vinculado al narcotráfico y los del 21F que no entienden que la mediterraneidad
nacional es un tema de Estado y que debe ser asumido en esa dimensión.
Hay que recordar que en la
última sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, nuestro presidente Morales
Ayma, recordó a su similar norteamericano que no respeta la democracia, sino
cuando conviene a sus intereses imperiales, de violar los derechos humanos,
invadir países, atropellar el multilateralismo y destruir el medio ambiente de
forma descarada.
Días más tarde, Trump se reunió
con el presidente chileno y hablaron de Bolivia, de nuestra demanda en La Haya,
de que Chile “es uno de los países más bonitos del mundo (…) que tiene una de
las grandes líneas costeras del mundo, no les falta costa, no les falta
océano”.
El lobby chileno fue tan
indignante que su Presidente buscó agradar a Donald indicando que Chile está en
el corazón de Estados Unidos y que su bandera nacional también. Chile y sus actuales gobernantes son
los mejores aliados de Donald en América Latina.
El empresario chileno le dijo a
Donald que Bolivia es respondona, que sus dirigentes ya no obedecen
instrucciones de afuera y que es bueno empezar a minar la imagen de Morales
Ayma a nivel internacional y nacional viendo las perspectivas eleccionarias de
2019.
Obedeciendo a su adn
diplomático, el gobierno chileno pretende un diálogo inmediato bajo su lógica
que el Tratado de 1904 resolvió todo lo referido a Bolivia y añaden que todo
sería mejor, si el presidente ya no es Evo Morales Ayma.
Pero, se olvidan que por más de
500 años, diferentes imperios han tratado de doblegar a aymaras, quechuas,
guaraníes y a los otros pueblos que ahora conformar el Estado Plurinacional sin
lograrlo, y que los actuales bolivianos poseemos esa resistencia, esa
tenacidad, esa convicción y la determinación de morir antes que esclavos vivir
y que algún día volveremos al Pacífico.
Para empezar, recordemos que
nuestros aymaras y quechuas ya invadieron silenciosa e irremediablemente el
norte chileno y que en el sur de Perú sienten el latir nacional. La diplomacia
de los pueblos ha avanzado y habrá que profundizarla.
En lo formal tenemos que
asfixiar el norte chileno desviando nuestras importaciones y exportaciones por
puertos peruanos, además de Puerto Busch
y la implementación inmediata del tren bioceánico.
Par y paso nuestra economía
deberá continuar creciendo con lo que vendrá también el potenciamiento militar
y la influencia y gravitación de nuestros pueblos en el acontecer latinoamericano
y mundial.
Rendirnos
nosotros…que se rinda La Haya…
El
Deshabitado