miércoles, 28 de mayo de 2014

RETAZOS DE MI CIUDAD

El Deshabitado

Jueves, julio 18, 2013

Solo la educación abre nuevas perspectivas, puertas y caminos, decía mi Madre, creo que por eso transcurrí la primaria en la Escuela José Manuel Indaburu, ubicada en la esquina formada por las calles Ingavi y Genaro Sanjinés de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz.

Eran los 60s y la hoyada confirmaba su carácter misterioso, sobrecogedor, intimidante, pero al mismo tiempo natural y envolvente, siempre vigilado por el insondable Illimani.

Para llegar a tiempo había que empezar la caminata unos 40 minutos antes de las 14:00, bajar por lo que ahora es la Landaeta, la Boquerón, pasar San Pedro, la cárcel, la Mariscal y subir por la Ayacucho, pisar la Plaza Murillo y llegar a la Escuela. Así, todos los días, transcurrí la ciudad y aprendí a amarla y poseerla en un sentimiento no lógico.

En octubre, los profesores de música y gimnasia solían citar a los alumnos a clases extras, los días sábados “desde las 3 a las 5”. Es uno de mis mejores recuerdos de mi transcurrir la ciudad. Tenía orden y me daban el dinero para, luego de clases, tomar el “2” y regresara a casa sin demora.

Los sábados, el colectivo casi siempre estaba vacío y se deslizaba lentamente, sin apuros, como ayudándote a comprender lo que se mostraba a tus ojos. Era un viaje placentero, ilustrativo y conmovedor. Luego de comprar algunos dulces lo esperaba en la Sucre, me acomodaba al final, en la última ventana, bajaba el vidrio, dejaba que el viento helado juegue con mis pensamientos.

El vehículo pasaba por el Teatro Municipal Alberto Saavedra, aún hoy, testigo de inmortales sesiones de música y de algunas reuniones en defensa de la capitalidad; daba su primera curva en la Ingavi y Sanjinés para encaminarse hacia la Montes, en la convergencia con la Pisagua, volteaba hacia el carril de bajada pasando por el edificio de la Fuerza Aérea, llegando a la Perez donde se destacaba claramente el “Merlan” con sus secciones de flores, comidas para todos los gustos y bolsillos, discos, bebidas, gel y otras cosas.

En la Perez, en plena esquina, se ubicaba un cuartucho con diversas máquinas de juego de la época como los de “pinball” y basket; el aire traspiraba comida de cordero y alcohol; allí también estaba estacionado el cuartel de los Bomberos; las señoras que vendían los “sanguchitos de chorizos” que hasta hoy perviven resistiéndose a la orden municipal de perecer.

Y desde la “Alonso” bajaban por la Evaristo Valle, automóviles, colectivos y todo tipo de motorizados que desafiaban a la altura, empero, estos, con su ruido y todo, no podían enmudecer la música que las disqueras destilaban en toda esa cuadra haciendo que la calle también sea conocida como la de la música.

Al frente estaba el “Lido Grill”, para los que querían beber “con un poco de estilo” (de la clase media para abajo), al frente, tahúres, embaucadores, timadores, jugadores de billar, tres bandas y baraja, además de ladrones y asaltantes convivían en los salones del “Montecarlo”. Ya sobre la Pichincha, más bares, mientras “drogos” de toda laya viajaban hacia lo desconocido como buscándose entre el humo de los Astorias y yerba mezclada con orégano.

El “2”, pasaba por San Francisco, se veía la Sagárnaga con sus importantes ferreterías que te vendían de todo, desde una lija hasta maquinaria para la minería. La Iglesia, y los vetustos edificios conformaban un espacio que ya no es más testigo de las reuniones de asalariados y muchedumbres de explotados. Hay una fotografía en la que destaca la figura del maestro Luis Espinal Camps que, confundido en el todo, escucha los encendidos discursos que hablaban de la dictadura del proletariado.

Ya en la “Mariscal” pasábamos por el Tránsito, a donde era mejor no llegar, ni por haber chocado tu auto o atropellado a un ciudadano, menos por “faltamiento a la autoridad”.  Los castigos, obviamente, fuera de toda ley, eran severísimos, incluyendo los corporales, coimas y otras cosas peores.

En la esquina de la Oruro se puede ver el palacete de Patiño y sus puertas giratorias, convertida en las oficinas de la COMIBOL; en frente, teníamos al Obelisco y la Facultad de Ingeniería de la UMSA, además del edificio del “Club de La Paz” donde se celebraban sonadas fiestas cada 16 de julio, carnavales y fin de año con la presencia de desdeñosos señores almidonados y encopetadas damas de trajes largos que parecían barrer la calle y sacar lustre a sus salones de baile.

Más abajo, la esquina de la Almirante Grau, aún se mantiene el edificio de la Caja Nacional de Salud, mientras al frente se vendía el café Royal, hoy casi desaparecido. Ya entrando en el Paseo de El Prado, justo en la conjunción formada por la Mariscal y la Colombia, estaba el Cine Bolívar, especializado en películas pornográficas. Un poquito más abajo, el edificio de la Central Obrera Boliviana (COB) y de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia (FTMB).
En la acera de en frente, el Cine Monje Campero que exhibía los últimos éxitos comerciales, casi siempre norteamericanos, en medio, el paseo en sí con árboles, flores, fuentes de agua y monumentos a Bolívar, Sucre y a Colón. Al final, en la acera de subida aún conservamos el Cine 16 de Julio, aunque ya no funciona como tal.

Desde El Prado, se respiraba otro ambiente, más mundano, poético, cultural, político y romántico. Era (es) el principal paseo de la ciudad y servía como sala de exhibición de la pequeña burguesía local que pasaba el tiempo complotando en bares, cafés y heladerías.

Al frente del “Monje”, estaba el Cabaret“Maracaibo” donde proliferaban la música, mujeres, bebida y todo lo explosivo que se genera cuando se mezclan esas virtudes. Más abajo en la misma acera, y cerquita del Alameda, convivía con otros locales el “Jet Set” que en sus sótanos ofrecía el mismo menú, pero a precios más accesibles. En la parte superior del edificio formado por El Prado y la Reyes Ortiz había otro boliche del que la memoria se olvidó, pero cumplía las mismas funciones.

En el final del Prado aún se mantiene la Biblioteca Municipal donde uno podía, creo que aún puede, leer libros de autores nacionales, extranjeros y consultar los periódicos con solo pedirlo.

Más abajo, en lo que era la Avenida Villazón, se destacaba el Monoblock de la UMSA con todo su bagaje de historia y lucha política, sindical y universitaria, en su frente las canchitas de la YMCA que nos habrían camino a la calle 6 de Agosto donde funcionaba la Radio Méndez y su inolvidable programa “El Show de los Sábados”, espacio por el que desfilaron diferentes artistas, pero jamás olvidaremos las actuaciones de “Benjo Cruz”, que enfundado en su poncho negro y armado de su guitarra se fue a la guerrilla cantando “olvida niña que un día, te di promesa de amor, entonces yo no sabía este destino cantor”; su sentido  “Pilcomayo”; además de preguntar: “¿Dónde está Dios?”.

En esta cuadra también teníamos la tienda de la “Stereo Records” donde todos los paceños de bien, especialmente los atigrados, comprábamos los vinilos de rock clásico.

Ya en la esquina, el “2”, cansinamente doblaba hacia la Aspiazu, calles éstas, donde se percibían las rieles de los tranvías que años atrás circulaban por la ciudad. En su primera cuadra se tenía y se tiene al “Club del Círculo de la Unión” donde también “se reunían” los políticos de la época, como también lo hacen ahora.

En la tercera cuadra de la Aspiazu y como no podía subir una pendiente, el colectivo doblaba por la Ecuador, pasaba cerca del Mercado Sopocachi, donde se podía comprar pescado fresco destacándose el “mauri”, la trucha criolla, el “ispi” y el “suche”, entre la variedades que llegaban del Lago Titicaca.

Sopocachi, era un barrio señorial y aún mantiene aires de cultura, bohemia y música. Muchos pasamos largas noches mirando el Illimani desde los jardines del Montículo acompañados por bebidas espirituosas y otras cosas que no es bueno recordar.

El vehículo público pasaba por la entonces tranquila y apacible Plaza España, seguía por V. Sanjinés, doblaba por la F. Bedregal y empezaba a subir por la  José E. Guerra hasta llegar a la Plaza Adela Zamudio, testigo también de innumerables noches de tertulia.

Entonces, el motorizado empezaba su ascenso por la Jaimes Freyre destacándose su paso por “Las Alfas”, fundo en el que destacaba un río, cuyo nombre se perdió debajo del cemento y el asfalto, y los inmensos árboles que rodeaban otros de frutas como duraznos, ciruelos, tumbos y tunas que hurtábamos y disfrutábamos sin control.

De ahí también se elevaban incontables odas al Illimani, mientras observábamos cómo se deslizaban los arcillosos cerros de Llojeta y Achocalla haciendo reverencia al coloso de los tres picos.

La “parada del 2” estaba ubicada en la zona de Tembladerani, sobre la calle Jaime Zudañez.

Por anticipado, pido perdón a la urbe, al Illimani y a los otros apus menores, por haber olvidado algunas otras características de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz: cuna de la libertad y tumba de tiranos.

MAR

DESCOLONIZAR EL FÚTBOL

El Deshabitado

Miércoles, junio 19, 2013

La pelota rebotó en ambos y lentamente se dirigió hacia la esquina del corner, en escasos metros, los jugadores se prepararon para volver a disputarla. Ambos son duchos en estas lides, por lo que el choque, hombro con hombro, fue lícito y espectacular. El chileno sintió la mayor musculatura del boliviano y trastabilló, airoso salió el nacional. Esa escena quedó marcada en mi memoria y la recreo una y otra vez.

De parte nuestra, el protagonista fue nuevamente nuestro Capitán, Ronald Raldes, el otro era un famoso futbolista chileno que juega y brilla en Europa.

Así quiero ver a mi Tigre, así quiero ver a los equipos nuestros y así quiero ver a la Selección.

Esto no acaba sino cuando termina, sentenciamos los “stronguistas”cuando jugamos fútbol y cacho. Minuto 92 y los del Mapocho marcan el tercero, nos ganaron, pero una derrota así duele menos, porque, en el segundo tiempo, se vio en los 11 hombres ataviados con la inmortal verde, garra, pasión, honor, fútbol y dignidad.

Es una pequeña muestra de lo que somos capaces de hacercuando nos empeñamos en algo; entonces, contribuyamos en esa empresa y lancemos algunas ideas para refundar nuestro fútbol y descolonizarlo.

Contradiciendo a los colegas deportivos que creen que un partido de fútbol es sólo eso y nada más, creo que todo, absolutamente todo acto de los humanos, está impregnado, directa o indirectamente, de una intencionalidad y/o connotación política.

Esa disputa deportiva en Santiago de Chile se vivió en un contexto político, económico y social determinado, se escenificó entre dos estados que se enfrentaron en una guerra que hasta hoy no termina de cerrar sus heridas, se concretó en medio de una polémica entre sus presidentes y se vivió cuando sus delegados asisten a La Haya reiterando sus posiciones sobre los resultados de esa confrontación bélica.

Y ambas selecciones deportivas son expresiones de las formaciones sociales a las que representan, entonces no se trata de un simple partido de fútbol ni de un correteo de 22 hombres tras una pelotita.

Descolonizar el fútbol
Lamentablemente la mafia de la FIFA, preservando sus negocios, no permite la intervención directa del Estado en la organización de nuestro balompié, pero podemos hacer otras cosas como poner los cimientos del nuevo fútbol nacional, porque éste también está inmerso en los tiempos políticos de cambio que vivimos.

Entonces, es una empresa enorme y compleja porque debemos aunar criterios para obtener una identidad futbolística nacional. Nuestra diversidad geográfica, sociológica, cultural e idiosincrasia no debe amedrentarnos sino tomarla como una ventaja y saber aprovecharla.

Habría que empezar eliminando al monstruo de tres cabezas, la Federación de Fútbol (FBF), la Liga Profesional de Fútbol (LPFB) y la Asociación Nacional de Fútbol (ANF) y nuclear todo alrededor de una nueva y remozada FBF.

Como los capos de estas instancias no renunciarán voluntariamente hay que buscar las formas de “botar a todos” y empezar de cero, con nuevas estructuras, competencias, atribuciones, organización de campeonatos y, obviamente con una fuerte presencia estatal y también con capacidad de fiscalización porque no basta con tener dinero y mostrarse como los salvadores, es decir, hay que rechazar a los mesías.

Para empezar, el Estado tendría que fundar Escuelas Departamentales de Fútbol, dotarlas de infraestructura y equipos acorde con los tiempos actuales, contratar entrenadores nacionales y un equipo de expertos, tal vez europeos, brasileños y/o argentinos, para que trabajen en la formación de divisiones inferiores no solo desde la óptica futbolística sino como personas humanas, es decir, educación integral donde también deberá incluirse los nuevos paradigmas del Estado Plurinacional de Bolivia.

Es en ese nivel desde el que se tendría que trabajar en la conformación de la identidad futbolística nacional, empresa nada fácil, pero que se tiene que empezar a construir.

Se tendría que volver a la estructura de las divisiones en categorías primera A, B, C, D y así sucesivamente. Organizar dos campeonatos, uno regional y otro interregionales, del primero saldrían nuestros representantes a la Copa Sudamericana y del último a la Libertadores.

El regional sería por series: altiplanocon equipos de La Paz, Oruro y Potosí, de los valles con cuadros de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija y el de los llanos con representantes de Pando, Beni y Santa Cruz. El interregionales sería todos contra todos. Estos detalles organizativos se tendrían que discutir en encuentros especializados.


Se trata de ideas que deberían ser consideradas por los niveles correspondientes que busquen la reorganización de nuestro fútbol desde sus estructuras. Los hinchas siempre estaremos presentes en los estadios y reclamaremos por mejores representaciones nacionales en el exterior, tanto a nivel de clubes como de selección.

MAR

martes, 20 de mayo de 2014

AL MAESTRO RURAL

El Deshabitado

Lunes, abril 15, 2013

Mi última travesía, acompañando la caravana “Ruta de la Quinua”, que recorrió varios municipios de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí, además del incomprensible e ignoto Salar de Uyuni, me permitió ver y llenarme de orgullo por el trabajo silencioso de unas mujeres y hombres que silenciosamente hacen Patria.

Lejos de las mezquindades, egoísmos y soberbias de las ciudades, esos maravillosos seres humanos van construyendo y cultivando el espíritu de nuestros niños del área rural.

Los ocasos y amaneceres límpidos y llenos de libertad; horas de trabajo y hasta el aptapi parecen compensarlo todo. Sus miradas, llenas de sinceridad, meten miedo porque sin decir nada, te cuestionan y parecen decirte: qué estás haciendo tú, yo estoy cumpliendo mi sacrificio, cuál es el tuyo…

Son las maestras y maestros rurales…

Sacrificio y finalmente vocación, ¿por qué no? Esta realidad y las noticias de constantes muertes cuando viajan a cumplir su destino, me llevó a recordar esa vida del maestro rural, esa vida de nómada, yendo y viniendo de aquí para allá, emprendiendo viajes por casi once meses del año.

Cuando se habla de los profesores, generalmente se piensa en una profesión muy cómoda, con pocas horas de trabajo en relación a la de un oficinista o un administrativo del Estado, un sueldo fijo durante todo el año, dicen, con vacaciones pagadas de algo más de un mes, y sobre todo, un puesto seguro de donde nadie te saca.

Todo esto puede ser cierto, pero no es absoluto. Ser maestro rural significa tener y regalar mucho amor, se deben tener muchas otras cualidades para cumplir 20 hasta 30 años de permanencia en el oficio, ser recordado, querido por padres y generaciones de niños, luego adultos.

Su jornada no empieza en lunes. Tener un fin de semana completo es inusual. Mochila al hombro, una bolsa de pan para la semana, fruta, carne, fideos y arroz, alimentos que por lo general suben de precio cuanto más lejos se deba viajar. Y la infaltable garrafa de gas, porque comprar en el área rural siempre sale más caro.

Así, el domingo, desde la madrugada cuando la ruta es larga o el transporte sale una vez al día; o por la tarde; si; el destino está sobre una carretera principal, entonces el “profe” sale de viaje al encuentro de sus alumnos.

El lunes inicia sus actividades recibiendo a los padres que siempre tienen una pregunta, el diálogo es en idioma nativo, aymara, quechua, guaraní… lo menos frecuente es hablar un español fluido.

El almuerzo es compartido entre profesores y alumnos porque la lejanía entre las comunidades obliga a los niños y jóvenes a caminar horas para llegar a su centro de estudios, la jornada debe ser completa cargando la “merienda” diaria.

Como el “profe” no tiene a la familia con él, la noche se hace larga, revisando cuadernos, preparando lecciones, con un mechero a veces, con una luz tenue fruto de un panel solar, velas, linternas, todo es válido cuando hay que trabajar.

Lo infaltable es la pequeña radio que siempre le acompaña, esas que funcionan con pilas, con cassetera, sin mp3, sin tocador de CD…, ésta es la compañera diaria que informa, que da música y que da vida.

Martes, miércoles, jueves y viernes, el profe debe cumplir la semana de trabajo en el campo, con seguridad, lejos de su familia, a veces con pocas posibilidades de comunicarse con ellos.

Por esta soledad, el retorno es muy esperado, no importa la hora, si se puede salir en viernes es lo mejor para tener un sábado completo en el hogar; con este pensamiento muchas veces se emprende el viaje muy de noche, horas a pie para salir a carretera, por la selva en medio del calor y la oscuridad, cruzando montes en medio de las rocas, pasando ríos ennegrecidos o por el lago en lancha…

Esta es la vida del “profe”, viajando, siempre viajando, dedicando todas sus horas y esfuerzos a sus alumnos, no siempre en el aula, sino en todo lo que significa vivir en el área rural. El profe está siempre en la escuela, no es un trabajo de pocas horas sino de todas, y de seguridad ¡qué seguridad se puede hallar en las rutas! Pero ahí están ellos cada día, listos para empezar una nueva jornada y cumplir su parte del sacrificio.


Son las maestras y maestros rurales. Jallalla por ellos, carajo!

MAR

REBELDE Y CONTUMAZ

El Deshabitado

Martes, marzo 26, 2013 

De vez en cuando los milagros se concretan. El pasado 21 de marzo de 2013, la Federación de Trabajadores de la Prensa de La Paz (FTPLP) logró histórica sentencia que declara a un empresario de la comunicación “rebelde y contumaz”, además de señalar su “arraigo y emisión de orden de apremio” dentro de un proceso seguido por “apropiación indebida y abuso de confianza” al no transferir los aportes de los asalariados, por más de 10 años, a las AFPs.

Hay diversas formas de coartar, limitar y hasta eliminar la libertad de expresión y el derecho a la comunicación. Entre las más perversas e innobles, está esta figura, que no es otra cosa que quedarse con el dinero de los trabajadores y lucrar e incrementar el patrimonio empresarial-familiar en desmedro de los asalariados, impidiéndoles una justa y digna jubilación.

En la lista de esta clase de abusos, control y manipulación de los periodistas podemos inscribir: bajos sueldos, no pago de dominicales, del quinquenio, de horas extras, del bono de transporte, de refrigerio, del trabajo nocturno, la no dotación de material mínimo para cumplir la responsabilidad de informar, cancelación tardía de salarios e incumplimiento en el depósito de los aportes patronales para la atención médica en la Caja Nacional de Salud.

A esta lista del oprobio hay que añadir, la constante amenaza que se realiza, directa e indirectamente, en algunos medios de comunicación, sobre la estabilidad laboral. En algunos casos, la sola existencia de uno ya es una transgresión a la línea editorial y política de la empresa periodística.

“Cuando entraste sabías a dónde te estabas metiendo”, grita el silencio de las redacciones y la mirada de los jefes y los empresarios. En semejante clima y con esas condiciones de trabajo, cómo puede el periodista concentrarse en realizar una buena redacción, si sabe que mañana puede ser despedido; está obligado a callar y soportar todo porque no hay fuentes de trabajo.

Esta condición de semiesclavitud llega al extremo de “prohibir a la familia enfermarse porque ni la Caja tenemos y menos pensar en la jubilación o el beneficio del quinquenio”.

En anteriores gestiones, la FTPLP ya denunció estos atropellos al punto de inscribir en todos sus documentos que “no hay libertad de expresión sin estabilidad laboral ni democracia alguna sin libertad de expresión y derecho a la comunicación”.  Lamentablemente, y sin que exista motivo alguno, el lema fue retirado, también arbitrariamente.

Más allá de ese error, la lucha por la vigencia de los derechos laborales es también la lucha por la vigencia plena de la libertad de expresión y el derecho a la comunicación; particularidades que son olvidadas por los periodistas de escritorio y, por supuesto, los empresarios de la comunicación. ¿Qué dirá ahora la Asociación Nacional de la Prensa? ¿Se quejará a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)?

No hay duda que es una buena noticia, pero el trabajo para la FTPLP no ha concluido tiene que hacer respetar los derechos de sus afiliados y hacer cumplir la normativa nacional.


Sería algo muy positivo que el “rebelde y contumaz” sea detenido hasta que deposite el dinero de sus empleados en sus correspondientes cuentas de las AFPs e inclusive pague la renta que esas sumas produjeron y de las cuales se benefició arbitrariamente cometiendo el delito de “apropiación indebida y abuso de confianza”.

MAR

"CIUDAD DE LA EXCELENCIA"

El Deshabitado

Jueves, febrero 21, 2013

Con cierta demora y alarmados por los resultados del último censo que señala la continuación de la pérdida del liderazgo paceño en el ámbito nacional (ya perdimos en lo económico), la Gobernación, la alcaldía y hasta el Gobierno central empiezan a preocuparse por lo que significa y es la problemática del departamento de La Paz, sobre todo, por su futuro y velando el equilibrio nacional que se debe mantener y cuidar.

Es muy importante que La Paz, Cochabamba y Santa Cruz mantengan una cierta igualdad de crecimiento en el altiplano, los valles y el oriente, mientras los polos de desarrollo de Pando, Beni,Tarija, Chuquisaca, Potosí y Oruro se van consolidando y manifestando.

Capital de Bolivia
Bajo esa perspectiva, es imprescindible que todos los paceños: los que viven en la Hoyada, El Alto y las provincias tomen conciencia de lo que está en juego y analicemos la proyección y el futuro de nuestro departamento porque de lo que suceda con La Paz dependerá mucho el destino del Estado Plurinacional de Bolivia y su incidencia sobre el sur peruano, el norte chileno (que volverá a ser nuestro) y esa parte de las costas del Pacífico.

Casi no hay discusión sobre la forma de encarar el desarrollo de las provincias, de la urbe de El Alto, los Yungas y el norte de La Paz, sin embargo, es imprescindible que definamos, el futuro y destino de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz.

La “Hoyada” (a muchos paceños no les gusta este término) tiene que buscar una identidad propia en función a su interés local, regional, departamental y nacional aprovechando su realidad física, política y las otras variables que se descuelgan de las dos primeras.

Nuestra metrópoli está geográficamentelimitada a una franja de tierra que se extiende desde el Valle de Zongo hasta los límites sureños con otras alcaldías, en tanto que por el oeste tenemos a Achocalla y El Alto; al este a la Cordillera Real con un estratégico paso que nos comunica con los Yungas, el norte de La Paz, Beni, Pando y Brasil.

No tenemos posibilidad de mayores asentamientos humanos y lo poco que queda habría que convertirlo en ecológico, pensando en lo social y comunitario antes que en lo individual.

Pero nuestros antepasados, bien o mal, nos dejaron como “herencia” una ventaja que debemos saberla aprovechar; no por nada somos la capital política de Bolivia, situación que siempre debemos mantenerla.

Precisamente, esas “limitaciones” son las que debemos utilizar para proyectar nuestro futuro. Entonces, planteo que Nuestra Señora de La Paz, se convierta en una ciudad de excelencia en educación (en todos sus niveles), ciencia, tecnología, servicios, turismo, medicina, manejo ecológico del medio ambiente, transporte y deporte, destacando su condición de sede de los principales Órganos del Estado Plurinacional de Bolivia (Legislativo, Ejecutivo y Electoral).

No podemos negar que vivimos de la burocracia estatal, luego, hay que permitir que el Gobierno construya los nuevos edificios del Palacio de Gobierno y de la Asamblea Legislativa Plurinacional, además de otros como los que albergarán a los ministerios y todo el aparato administrativo nacional.

Hay que seducir al Gobierno, coordinar con él estas construcciones y llevarlas hacia los intereses del conglomerado paceño.

En ese sentido y cueste lo que cueste,habrá que tener una mente amplia para, por ejemplo, aprovechar la oportunidad, destruir algunas calles y lograr otras más funcionales para el porvenir de la ciudad.

Se trata de un proceso que tiene que ser coordinado por el Gobierno central, la Gobernación, el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y, sobre todo, los paceños, pero dentro del marco y lineamientos generales del plan gubernamental presentado para el Bicentenario.

Habrá muchos problemas, especialmente con los vecinos y algunos gremios como los transportistas y gremiales, pero ya debemos empezar con los debates y educarnos en función de lo que queremos todos: la Hoyada, nuestros cerros, ríos, riachuelos, nuestro apu Illimani y nuestra historia hasta llegar a parir a “La Paz, ciudad de la excelencia”.

El entorno
Hay que conformar macro mancomunidades de Municipios con los que se hallan hacia el sur, al altiplano y sobre todo, con todos los que constituyen nuestros Yungas, el norte hasta llegar a la frontera con el Brasil, allí en Pando.

Todas las alcaldías que rodean a la de La Paz, las de los Yungas y de nuestro norte, tienen su futuro “amarrado” a nuestra capital por lo que están obligadas a participar y contribuir al fortalecimiento de la ciudad de La Paz.

Esta ciudad de excelencia deberá proveer de los insumos necesarios para que El Alto desarrolle todas sus potencialidades, pasar por Oruro e influir decididamente en la zona constituida por el sur del Perú, nuestro territorio usurpado por Chile y todo el altiplano boliviano, similar situación tiene que ocurrir con los Yungas y el norte paceño.

Los detalles de esta idea tiene que ser consumados por las autoridades nacionales, departamentales, regionales y locales, además del empresariado y la banca paceños para, poco a poco, los equipos técnicos de arquitectos, abogados, ingenieros, médicos y todos los vecinos avancemos en la consecución de esta idea.

Ya hay tareas de urgente realización como la construcción del nuevo aeropuerto en Laja, una carretera aérea que una el sur de la urbe con esa terminal aérea, otra que permita la unión directa de El Alto con la salida-entrada hacia los Yungas, la que nos comunique por el sur con Cochabamba, así sea costosa, ya que se trata de un tema geopolítico interno imprescindible.

MAR

viernes, 2 de mayo de 2014

EL INTERÉS MAYORITARIO

El Deshabitado

Martes, julio 17, 2012

En cualquier democracia del mundo, el titular de la misma es la población, los ciudadanos, la colectividad y es la sociedad, mediante sus autoridades elegidas por el voto, las que regulan y administran los intereses de los diferentes sectores que la componen, pero en función de las mayorías, del bien común y nunca favoreciendo a un determinado segmento por muy activo y poderoso que sea, para esto se apela a la normatividad (leyes, decretos y reglamentos) que dentro del pacto social que significa vivir en determinada formación social deben, obligatoriamente, respetarse y acatarse por todos los que viven en ese determinado conglomerado humano.

El lunes 7 y el martes 8 de mayo, los empresarios privados del transporte realizaron un paro que puede ser justo para sus intereses, además de reconocido por la Constitución Política del Estado, sin embargo, la misma Carta magna indica que los derechos de los unos terminan cuando afectan los de otros y mucho más cuando perjudican a la mayoría.

Ante la violencia ejercida por estos empresarios privados, los paceños, alteños y personas que viven en el área rural, pero que rutinariamente interactúan con las ciudades de El Alto y de La Paz, respondieron con una resistencia pacífica digna de los hijos de este departamento, empero todo tiene su límite y llegó la hora de defender los intereses de la colectividad.

Tenemos que organizarnos por calles, zonas, distritos y plantearles que no les permitiremos una violación más de nuestros derechos. Esta batalla no la puede perder la democracia por lo que las autoridades municipales deben aprovechar la oportunidad para reorganizar, por completo, el transporte en ambas ciudades y, si es posible, también en el área rural. Esto significa que la Ley Municipal de Transporte y Tránsito Urbano debe aplicarse a la brevedad posible. No perderemos espacio en reiterar los vicios del autotransporte paceño.

Dada la actual coyuntura las comunas de ambas ciudades deben diseñar un nuevo plan de transporte que una a ambas y a sus habitantes porque son hermanas y porque no se las puede concebir separadas o funcionando a diferentes ritmos, el desarrollo y el liderazgo del departamento de La Paz, en el ámbito nacional, depende mucho de lo que hagan los habitantes de las dos ciudades.

Hay que licitar todas las nuevas rutas que deben iniciarse/terminar en la zona sur de la ciudad de La Paz y llegar a los barrios más alejados de El Alto, conforme a sus correspondientes características topográficas. Ya se conoce que este transporte debe estar constituido por buses de alta capacidad, es decir, que puedan movilizar 50 o más personas, cómodamente sentadas, por todas las rutas troncales y que desde allí puedan prestar servicio otra clase de movilidades más pequeñas.

Se tiene que aprovechar la oportunidad para eliminar los mini buses, micros y trufis de toda laya, las que utilizan diesel y contaminan el medio ambiente, además de las que tienen mucha data. Los ciudadanos, peatones, también tenemos que poner nuestra cuota parte y disciplinarnos para mejorar el servicio de transporte público en El Alto y La Paz.

Los otros puntos
Es una lástima que el cálculo político que se vive entre la alcaldía paceña, la gobernación departamental y el gobierno central perjudique los intereses de los paceños, puesto que se vio una actitud más que pasiva de los policías, por no decir cómplice y encubridora de los abusos de los empresarios privados del transporte.

Del mismo modo, no hay que olvidar que una otra arista de este problema es responsabilidad del gobierno puesto que hasta la fecha no se han creado, en el occidente del país, empleos permanentes y dignos. Esta ingrata situación ha contribuido en el incremento del número de gremiales que también abarrotan las calles de las ciudades de El Alto y La Paz, mientras que grandes cantidades de personas en edad laboral no tienen otra opción que “hacerse” de una movilidad y dedicarse al transporte público. Esto también debe ser considerado por la administración central.


MAR