El Deshabitado
Miércoles, junio 19, 2013
La pelota rebotó en ambos y lentamente se dirigió hacia la
esquina del corner, en escasos metros, los jugadores se prepararon para volver
a disputarla. Ambos son duchos en estas lides, por lo que el choque, hombro con
hombro, fue lícito y espectacular. El chileno sintió la mayor musculatura del
boliviano y trastabilló, airoso salió el nacional. Esa escena quedó marcada en
mi memoria y la recreo una y otra vez.
De parte nuestra, el protagonista fue nuevamente nuestro
Capitán, Ronald Raldes, el otro era un famoso futbolista chileno que juega y
brilla en Europa.
Así quiero ver a mi Tigre, así quiero ver a los equipos
nuestros y así quiero ver a la Selección.
Esto no acaba sino cuando termina, sentenciamos los
“stronguistas”cuando jugamos fútbol y cacho. Minuto 92 y los del Mapocho marcan
el tercero, nos ganaron, pero una derrota así duele menos, porque, en el segundo
tiempo, se vio en los 11 hombres ataviados con la inmortal verde, garra,
pasión, honor, fútbol y dignidad.
Es una pequeña muestra de lo que somos capaces de
hacercuando nos empeñamos en algo; entonces, contribuyamos en esa empresa y
lancemos algunas ideas para refundar nuestro fútbol y descolonizarlo.
Contradiciendo a los colegas deportivos que creen que un
partido de fútbol es sólo eso y nada más, creo que todo, absolutamente todo
acto de los humanos, está impregnado, directa o indirectamente, de una intencionalidad
y/o connotación política.
Esa disputa deportiva en Santiago de Chile se vivió en un
contexto político, económico y social determinado, se escenificó entre dos
estados que se enfrentaron en una guerra que hasta hoy no termina de cerrar sus
heridas, se concretó en medio de una polémica entre sus presidentes y se vivió
cuando sus delegados asisten a La Haya reiterando sus posiciones sobre los
resultados de esa confrontación bélica.
Y ambas selecciones deportivas son expresiones de las
formaciones sociales a las que representan, entonces no se trata de un simple
partido de fútbol ni de un correteo de 22 hombres tras una pelotita.
Descolonizar el fútbol
Lamentablemente la mafia de la FIFA, preservando sus
negocios, no permite la intervención directa del Estado en la organización de
nuestro balompié, pero podemos hacer otras cosas como poner los cimientos del
nuevo fútbol nacional, porque éste también está inmerso en los tiempos
políticos de cambio que vivimos.
Entonces, es una empresa enorme y compleja porque debemos
aunar criterios para obtener una identidad futbolística nacional. Nuestra
diversidad geográfica, sociológica, cultural e idiosincrasia no debe
amedrentarnos sino tomarla como una ventaja y saber aprovecharla.
Habría que empezar eliminando al monstruo de tres cabezas,
la Federación de Fútbol (FBF), la Liga Profesional de Fútbol (LPFB) y la
Asociación Nacional de Fútbol (ANF) y nuclear todo alrededor de una nueva y
remozada FBF.
Como los capos de estas instancias no renunciarán
voluntariamente hay que buscar las formas de “botar a todos” y empezar de cero,
con nuevas estructuras, competencias, atribuciones, organización de campeonatos
y, obviamente con una fuerte presencia estatal y también con capacidad de
fiscalización porque no basta con tener dinero y mostrarse como los salvadores,
es decir, hay que rechazar a los mesías.
Para empezar, el Estado tendría que fundar Escuelas
Departamentales de Fútbol, dotarlas de infraestructura y equipos acorde con los
tiempos actuales, contratar entrenadores nacionales y un equipo de expertos,
tal vez europeos, brasileños y/o argentinos, para que trabajen en la formación
de divisiones inferiores no solo desde la óptica futbolística sino como
personas humanas, es decir, educación integral donde también deberá incluirse
los nuevos paradigmas del Estado Plurinacional de Bolivia.
Es en ese nivel desde el que se tendría que trabajar en la
conformación de la identidad futbolística nacional, empresa nada fácil, pero
que se tiene que empezar a construir.
Se tendría que volver a la estructura de las divisiones en
categorías primera A, B, C, D y así sucesivamente. Organizar dos campeonatos,
uno regional y otro interregionales, del primero saldrían nuestros
representantes a la Copa Sudamericana y del último a la Libertadores.
El regional sería por series: altiplanocon equipos de La
Paz, Oruro y Potosí, de los valles con cuadros de Cochabamba, Chuquisaca y
Tarija y el de los llanos con representantes de Pando, Beni y Santa Cruz. El
interregionales sería todos contra todos. Estos detalles organizativos se
tendrían que discutir en encuentros especializados.
Se trata de ideas que deberían ser consideradas por los
niveles correspondientes que busquen la reorganización de nuestro fútbol desde
sus estructuras. Los hinchas siempre estaremos presentes en los estadios y
reclamaremos por mejores representaciones nacionales en el exterior, tanto a
nivel de clubes como de selección.
MAR
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